Manual para intervenciones efectivas en la reducción del comportamiento agresivo en ESCOLARES.



























La asertividad y la autoestima.

¿Cómo expresar sanamente nuestros afectos?
La asertividad es la capacidad de expresar efectivamente nuestras propias necesidades y sentimientos. Nos permite manifestar de manera sana y oportuna nuestras ideas y deseos. Nos posibilita asumir una postura independiente ante las solicitudes o imposiciones de los demás en las interacciones sociales.
Podríamos definir esto en otras palabras: la asertividad es la habilidad para decir adecuadamente qué queremos y qué no; qué aceptamos y qué nos es inaceptable.
Esta virtud constituye un requisito esencial para expresarnos ante los demás tal como somos, sin tener que manipularlos, presionarlos o atropellarlos. De otra parte, es también indispensable para defender los propios derechos. Cuando una persona carece de asertividad, puede someterse ante demandas de los otros que no se atreve a cuestionar, o puede recurrir a la agresión (cuando estalla), como un intento equivocado y excesivo de reclamar lo que le corresponde.
Enseñar elementos de asertividad al niño(a) constituye un aspecto clave en la prevención de la violencia: si él (ella) aprende desde su infancia a solicitar lo que requiere sin agresión o a defenderse con palabras serenas de quien intenta agredirlo, se estará evitando la instalación de patrones violentos.
La asertividad está íntimamente relacionada con la autoestima: no es factible para una persona defender sus derechos y no someterse a las ideas e imposiciones de los otros, si considera que sus propios conceptos y sentimientos no tienen valor. Si no nos amamos a nosotros mismos, no podemos defender lo nuestro.
Es indispensable entonces que el docente promueva estas dos habilidades en sus discípulos. Pero primero, debe cultivarlas en sí mismo…
¿En que condiciones se encuentra la asertividad y la autoestima de los maestros? …Reflexionemos sobre esto.

Reflexionemos
¿Cómo están su autoestima y su asertividad?
Reflexione con sinceridad sobre las siguientes preguntas. Si lo desea, escriba sus respuestas. (Sería valioso que reflexionara sobre estos planteamientos durante la semana de la tarea).
a)¿Piensa usted que se quiere suficientemente a ud. mismo(a)? (Explique su respuesta).
b)Reflexione sobre sus propias virtudes y sus limitaciones. Escriba entre 2 y 5 virtudes y entre 2 y 5 defectos.
c)¿Considera usted que debería mejorar la valoración que hace de sí mismo(a)?…¿De qué maneras podría hacerlo?
d)¿Expresa usted suficientemente sus sentimientos positivos (amor, ternura, alegría, entusiasmo, etc.)?
e)¿Manifiesta usted de manera adecuada y suficiente sus sentimientos negativos (enojo, tristeza, decepción, reclamo, etc.)?
a)¿Considera usted que podría mejorar en la expresión de sus sentimientos (positivos y negativos)? …¿Cómo?….

Lectura
Rompiendo la dialéctica “agresor-víctima” en el niño(a)
Afirmar que la asertividad es necesaria para todas las personas no es ninguna novedad: desde hace años es muy clara en nuestro medio la importancia de expresar nuestras emociones y nuestras ideas a los demás. Sin embargo, en la práctica nos es difícil lograr tal objetivo y, frecuentemente sentimos que no dijimos lo que queríamos…¡o, debíamos decir!
De manera análoga, todavía tenemos grandes obstáculos en nuestra cultura para educar a los niños en la asertividad. Slaby y otros se refieren a esto. Señalan cómo en los presescolares y la primaria de nuestro medio, propiciamos que los niños no sean asertivos y que, por el contrario, se sometan a la agresión de sus compañeros de aula:
En un estudio sobre el comportamiento de los preescolares, cerca del 80% de todos los actos agresivos observados fueron directamente recompensados por reacciones de la víctima tales como ceder los objetos, llorar o huir. Sin embargo, los niños típicamente reciben muy poca guía para aprender los modos apropiados y efectivos de actuar o de responder en estas situaciones1.
En su opinión, es posible que esta se deba a que le damos excesiva importancia en nuestra cultura a la adaptación, el acomodamiento y el hecho de ser amables2. Esta actitud se refleja en la relación de las madres con sus niños:
Otro problema común es que los adultos pueden permitir que el agresor se imponga, o pueden decirle a la víctima que ceda a una demanda no razonable en el nombre de mantener la paz o promover la acomodación. En el estudio citado antes, el 99 % de la veces, la madre le dijo a su propio hijo(a) que dejara que el otro niño(a) se quedara con el juguete, independientemente de la propiedad, posesión, o de la manera en la cual un niño intentara obtener el juguete. Las razones que las madres brindaron a sus niños para ceder ante sus compañeros de juego eran completamente inconsistentes con relación a cualquier serie de principios que pudieran ayudar a los niños a entender sus propios derechos y los de los otros. Aunque las madres a menudo dicen que estimulan a sus niños para defenderse ellos mismos, tal motivación fue rara en el estudio en cuestión3.
Promover que los niños se sitúen como víctimas de los otros, no es el único error que cometemos. Tampoco le brindamos opciones correctas al agresor para relacionarse con los demás niños: “puede que al agresor se le regañe por herir a otro pero no se le enseña qué hacer en vez de eso (por ejemplo, diciéndole al agresor, “Tu heriste sus sentimientos,” y quitándolo del columpio)4.
Otra limitación generalizada en la formación de los niños en la asertividad; consiste en crearles excesiva dependencia de los mayores para enfrentar los conflictos con sus compañeros: “En el caso de responder a agresión de los pares, los investigadores y los profesionales a menudo han considerado que decirle a un mayor es la respuesta más apropiada para un niño pequeño. Poco reconocimiento se le ha dado al hecho de que rehusar a someterse a las demandas inapropiadas de los pares es una habilidad social importante5.
Los elementos planteados nos permiten enfatizar tres aspectos primordiales para formar adecuadamente a los alumnos en la asertividad:
a) Es necesario enseñarle al niño(a) a no someterse a demandas inadecuadas de sus compañeros. (“Al aprender asertividad, los niños se vuelven empoderados para satisfacer sus propias metas sociales más efectivamente”).
b) Se le deben brindar al agresor formas apropiadas de expresar sus deseos e ideas.
c) Debemos promover en los niños la autonomía para que negocien y resuelvan entre ellos mismos sus conflictos, en la medida que les sea posible.
Slaby y otros aportan un concepto de valor significativo para la reflexión sobre la agresión. Según ellos6 la violencia inevitablemente implica una escena en la que los participantes asumen diferentes roles, como actores en una obra de teatro: están los que agreden (agresores), los que se someten (víctimas), y los expectadores que apoyan el conflicto de manera activa o pasiva… Sin estos protagonistas, la obra no es posible.
Formar en la asertividad apunta a romper esta dialéctica desde sus mismas raíces: al lograr que desde la infancia el niño(a) no asuma dichos lugares (agresor, víctima, espectador), se está propiciando que no recurra a tales herramientas en edades posteriores.
Además de las críticas mencionadas sobre la formación de los niños en la asertividad, Slaby y sus colegas anotan otras que vale la pena que revisemos:
Hasta el momento nos hemos centrado en la necesidad de enseñarle al niño a defenderse de los intentos de sus pares de invadir agresivamente su campo. Sin embargo, la asertividad no puede restringirse a esto. También es esencial brindarle al niño elementos para oponerse a demandas que no se ajustan a sus deseos, aunque sean hechas de manera amable: el niño(a) debe cultivar la capacidad de decidir libremente ante sus opciones7.
Con relación a este punto, Slaby y sus colegas enfatizan la gran relevancia de concienciar a los niños acerca de “no tener que acceder” a todas las peticiones que los adultos les hagan, aunque sean dulcemente formuladas8. De hecho, éste constituye un factor protector contra abusos de todo tipo de parte de los mayores.
Esta capacidad de rehusarse a propuestas que no se desean, tiene otra gran utilidad para el niño(a): de este modo se prepara también para defenderse ante invitaciones de sus pares para realizar actos lesivos o delictivos. La asertividad es un elemento clave para enfrentar la presión del grupo.
Para Slaby y otros, la asertividad debe enseñarse a los niños a través de procedimientos explícitos. Según los estudios, las posibilidades que se aprenda por modelaje (imitación) son pocas. En consecuencia, establecen una serie de comportamientos específicos que deben ser transmitidos por el profesor a sus alumnos y se denominaan las habilidades prosociales.
Para la enseñanza de tales conductas, el docente tiene a sus disposición múltiples técnicas, las cuales “incluyen demostrar, modelar, asesorar, hacer juegos de roles y proporcionar retroalimentación”.
“Utilizar estas técnicas juntas y en formas complementarias maximiza la efectividad:1 durante sesiones de práctica estructurada con el grupo completo o con grupos pequeños de dos a cuatro niños y2 durante “práctica en la vida real” en la escena de situaciones sociales que ocurren de manera natural.”
Brindarle a los niños elementos específicos para el ejercicio de su asertividad no es suficiente para romper la dialéctica agresor-víctima. Se requiere además cultivar en ellos su autovaloración: si alguien no considera que sus ideas y sus pensamientos sean valiosos, no estará en condiciones de expresarlos, y mucho menos de defenderlos.
Podemos decir esto en otros términos: las personas con una baja autoestima son extremadamente propensas a ser victimizadas por donde vayan.
En algunos casos en lugar de asumir este rol, las personas que no se han sentido valoradas ni queridas se van hacia el polo contrario. En consecuencia, se convierten en agresores en un intento de defenderse de la sensación de ser subvalorados o discriminados por los demás.
En otras palabras, a menudo el agresor se está defendiendo de manera inconsciente y / o excesiva, del maltrato que ha sufrido en su propia historia.
Por estas razones, el docente debe prestar atención a valorar a sus alumnos y tratarlos con afecto y respeto. Este aspecto del ámbito escolar adquiere mayor importancia en los casos en los que el niño(a) probablemente está siendo maltratado en su hogar, o no recibe el afecto y el apoyo que necesita. El docente en este caso se convierte en una luz de esperanza para su discípulo.
De igual modo debe transmitirles la convicción de creer en ellos mismos y amarse, aunque puedan encontrar personas que no los apoyan plenamente. (expresar sentimientos positivos…)
Formar a los niños en la asertividad requiere que los maestros asuman al mismo tiempo una actitud de aceptación de lo que tienen para expresarlo: esto implica para el docente enfrentarse con preguntas, cuestionamientos, críticas, anotaciones impertinentes.
Es esencial, en este sentido, que el maestro desarrolle gran capacidad para soportar dichos cuestionamientos, anotaciones y críticas de sus alumnos con serenidad y brindando la retroalimentación adecuada, según el caso: enfrentarse a niños asertivos implica mucha paciencia, humor, argumentación y afecto.
Respecto a este punto, Slaby y sus colegas señalan la importancia de encontrar el equilibrio entre la flexibilidad exigida por la asertividad en los alumnos, con la autoridad necesaria para fijar límites cuando sea necesario:
El valorar la asertividad para los niños no desconoce la autoridad del profesor (o de los padres) para fijar reglas y requisitos y tomar decisiones acerca de cuales de ellas los niños no tienen opción. Al diferenciar claramente los requisitos de las opciones, el profesor le ayuda a los niños a aceptar la autoridad legítima mientras también aprenden la asertividad. Para comunicar esta distinción, los profesores deberían presentar los requisitos, las reglas y las contingencias como afirmaciones claras, no como preguntas o afirmaciones que terminan con “o.k.”?”
En sus relaciones con sus pares, al igual que con los adultos, los niños no siempre pueden tener una libre opción. A veces, es necesario para los profesores imponer reglas acerca de dividir recursos, asumir turnos, u otros asuntos sociales.
Finalmente se impone a nivel social, la necesidad de insistirles a los padres de familia sobre la imperancia de ser amorosos en el hogar, de valorar a cada hijo y estimularlo, de brindarle a los hijos la escucha y la comunicación que necesitan. De este modo entre todos estaremos promoviendo en los hogares hijos sanos psicológicamente que no necesitan asumir la dialéctica agresor-víctima.

Para trabajar con los niños y las niñas
A continuación aparece un ejercicio para que usted, Sr.(a) docente, reflexione de forma más detallada sobre la asertividad y logre avances respecto a esta virtud.
¡Sea usted mismo(a)!
Durante la semana concéntrese en expresar de manera sana y gratificante sus sentimientos. Exprese sentimientos positivos. Permítase ser usted mismo sin violentar a los demás. Atrévase a expresar sus ideas, sus sentimientos, sus emociones. Atrévase a vestirse de la manera que a usted le gusta. Sea esta semana para usted mismo(a), no para los demás.
Igualmente esfuércese por expresar adecuadamente sus sentimientos negativos en caso que aparecieran: su enojo, su tristeza o dolor, su decepción, su reclamo.
Observe si se le presentan dificultades para manifestar plenamente sus sentimientos y afectos. En caso que sea así, intente explorar las razones de su inhibición: ¿Tiene esto que ver con su historia personal? ¿Tiene alguna relación con mensajes que usted ha recibido de otros en su pasado o en su infancia?
Esfuércese también por sentirse en armonía con usted mismo(a) durante la semana. Trate de valorarse y quererse de la manera más íntegra.
Observe si se le presentan dificultades para valorarse o quererse a usted mismo(a). En caso de ser así, explore también las causas de tales obstáculos.
Observe los efectos de su propósito de ser usted mismo(a), expresar sus emociones y sentimientos y valorarse.
Alternativas
Algunas herramientas para la aplicación
A continuación aparecen algunas sugerencias para facilitarle a sus alumnos avanzar en su asertividad y su autoestima:
-Concientice a los niños acerca de la gran importancia que se quieran ellos mismos. Para esto, susténtele a sus alumnos cómo cada persona es muy valiosa, aunque a veces las otras personas no le reconozcan ese valor plenamente.
-Reflexione con sus alumnos sobre los diferentes aspectos que hacen valiosas a las personas y a cada uno de ellos. Con tal fin puede hablar sobre las virtudes y habilidades de los seres humanos en general. Además, puede concentrarse con los niños en hablar específicamente sobre las cosas que a cada uno le gustan de sí mismo y lo hacen valioso. De esta manera, estará promoviendo en ellos una sana autoestima.
-No permita que la agresión sea recompensada dentro del aula. Cuando alguno de los niños agreda a otro, intervenga de modo que él no logre someter a la víctima. Igualmente, empodere a la víctima para defenderse. Para lograr ésto, debe prestarle atención a la víctima y apoyarla, mientras la invita a expresarle al agresor adecuadamente su oposición al acto agresivo. Por ejemplo, el docente le puede decir a Karen, una niña de 4 años a quien Pedro, su compañero le arrebató un juguete: “Karen, dile que tu estás jugando con ese juguete”.
-Bríndele también al agresor alternativas adecuadas y substitutivas para relacionarse con los otros. Por ejemplo, reflexione con él después de la escena violenta sobre los sentimientos que produce la agresión en los demás y los riesgos de ésta. Adicionalmente, muéstrele formas prosociales de abordar a los otros. Por ejemplo, el docente podría decirle a Pedro: “si deseas tener ese juguete, debes solicitarlo amablemente. Puede que te lo presten” Con estos mecanismos, usted está promoviendo una sana asertividad en el previo agresor.
-Reflexione con los niños sobre las situaciones en las que se tienen opciones y aquellas en las que no se puede escoger. Cultivar la asertividad en los niños implica mostrarles que tienen diversas oportunidades y pueden acceder a ellas expresando sus deseos de manera adecuada. Sin embargo, deben también comprender que hay casos en los que es necesario adaptarse a diversas condiciones. Por ejemplo, habrá momentos en los que un niño(a) no puede jugar con los bloques de madera aunque lo desee intensamente; en otros casos los niños tendrán que suspender el juego para retornar al aula de clase, sometiéndose de esa forma a la autoridad.

Autoestima
-Explicar qué es autoestima y reconocer en ellos su propia vivencia: se realiza lluvia de ideas para llegar a la definición de los conceptos se les sugiere buscar en el diccionario, y a través de la figura humana (deben dibujarse), rescatando las partes de su cuerpo que más les gusta.
-Reconocimiento físico de las partes del cuerpo, donde se resalta la importancia y el uso de cada una de ellas. Este ejercicio se realiza por medio de juegos físicos de movimiento corporal, mientras se identifica la importancia y utilidad de cada miembro del cuerpo. Ej. el capitán manda a Juanito a levantar su mano derecha y Juanito debe contestar para qué le sirve la mano derecha, luego Juanito llama a otro de sus compañeros, a quien le indica otra parte del cuerpo. Así sucesivamente hasta que la mayoría de los niños puedan participar.
-Lectura de la historia “YO SOY YO”, y a partir de ella hacer reflexiones que le aclararan qué es autoestima y le sirvan de medida para que el estudiante descubra cómo está su autoestima.

Historia “YO SOY YO”


En todo el mundo no hay nadie igual a mí, hay personas que hacen ciertas cosas parecidas a mí, pero ninguna es exacta a mí, por eso todo lo que sale de mí es auténticamente mío.
Yo soy dueño de cada uno de mis cosas: mi cuerpo con todo lo que hace, mi mente con todos sus pensamientos e ideas, mis ojos y las imágenes que capto con ellos; soy dueño de todos mis sentimientos: rabia, alegría, frustración, amor, decepción, esfuerzo; soy dueño de mi boca y de todas las palabras que salen de mi voz, suave o fuerte; de todas mis acciones aunque sean para otros o para mí.
Porque soy dueño de todo lo mío, puedo sentirme íntimamente a gusto conmigo, haciendo algo me puedo amar y ser amable conmigo mismo, puedo hacer posible que todo mi Yo trabaje para mi beneficio.
Puedo mirar y adaptar todo lo que digo, hago, pienso y siento, en un momento determinado; esto es autenticidad y representa lo que yo soy en ese momento.
A la hora de un examen de conciencia de lo que he dicho y hecho, de lo que he pensado y sentido, algunas cosas habrán sido inadecuadas; estas cosas las puedo descartar. En cambio puedo conservar lo bueno y puedo encontrar algo mejor para lo que me resulte inadecuado.
Yo puedo ver, sentir, pensar, decir, hacer. Yo tengo elementos para sobrevivir, para acercarme a los demás. Yo puedo darle sentido al mundo de las personas y las cosas que me rodean. Yo me pertenezco y por consiguiente puedo autodefenderme. YO SOY YO Y ME SIENTO BIEN.
- Reflexiones:
-¿Qué me dice esta historia?
-¿Qué es la Autoestima?
-¿De dónde nace la autoestima? Respuesta: la autoestima nace del hogar cuando se respeta lo que cada persona es y se valora lo que hace; cuando nos premian o nos corrigen con palabras adecuadas según nuestro comportamiento. Por lo tanto siempre tenemos la esperanza que las cosas cambien, porque siempre estamos disponibles para aprender nuevas cosas.
- Utilización del espejo: con el espejo se trabaja básicamente la aceptación que el niño tiene de sí mismo, a través de mirar parte por parte de su cuerpo, además de rescatar las cualidades, potencialidades y características positivas que tenga. La sensación de hacer consciente la figura ante los propios ojos, ayuda al niño a reconocer lo importante que es y que como él, no hay nadie más en el mundo. Que todo su cuerpo, sus pensamientos e inteligencia le pertenecen, y por sobretodo, únicamente de él depende su alegría, tristezas, éxitos o fracasos; no porque otra persona se lo diga, sea otro niño de su edad o un adulto. Por lo tanto el niño es dueño de sus fantasías, esperanzas, temores, etc.
Lo importante es lograr que cuando el niño se mire al espejo, se sonría, se divierta y se reconozca; y que no se ponga a llorar o se sienta avergonzado de lo que ve.
- Para cerrar el tema de autoestima, se hacen compromisos específicos con el fin de mejorarla o fortalecerla. Pero lo más importante es tratar que en la familia y con los amigos, se cuide que las palabras, gestos y acciones fomenten positivamente el autoestima de los niños.
-¿Cuáles palabras?
-¿Cuáles gestos?
-¿Cómo creen que se sentirán con esta práctica?
- Como comentario final de este tema, se espera que los niños reconozcan con este trabajo que lo que se expresa a otros, va a servir para que esas personas se sientan bien, contentas; que ese otro niño pueda reforzar su actitud positiva y cada uno nos sintamos satisfechos con lo que somos y hacemos. Esto no se hace porque se olvida, o porque da pena hacerlo; por lo tanto es necesario intentarlo cada día con todas las personas que nos rodean.
Proyecto de vida
-Se trabaja en grupos de seis personas, donde los estudiantes comentan cómo se verán ellos mismos dentro de 5 o 10 años.
- Después se hace un ejercicio para confrontar sus sentimientos con su propia realidad: cómo se ven hoy, cómo se ven mañana, y qué están haciendo para alcanzar esas metas. Debe ampliarse el horizonte de los niños frente a sus deseos, para que ellos crean que son capaces de realizar lo que se propongan.
-Hacer lecturas de confrontación: son aquellas donde se les plantean historias de personas que de la nada han sido personas exitosas, donde los sueños se vuelven realidad. Si uno quiere algo y se empeña en lograrlo, lo puede hacer.
-Los estudiantes realizan una lista, mínimo de diez cosas, que les gustaría ser, hacer o tener. Las metas grandes deben ser alimentadas por metas más fáciles de cumplir a corto plazo, y así alcanzar la meta mas lejana; por ejemplo ¿quiere estudiar en la universidad? puede ir ahorrando para lograrlo. Vale la pena ¿son sus sueños? Toca empezar desde YA.
-Concentrarse desde ahora, es lo que permite que nos alejemos de la violencia, del ocio y de la droga. Es importante comenzar con la palabra me gustaría. YO QUIERO SER.....
-Luego deben ubicarse en la realidad, convenciéndose que la realidad es un mar de posibilidades, es cuestión de elegir y trabajar por ella.
-Diálogos por medio de los cuales se proyecten en 5 o 10 años.
Las habilidades prosociales
Fundamento de la convivencia
Practique con sus alumnos de manera especial durante esta semana las siguientes destrezas sociales:
Conocer los propios sentimientos
-Durante la semana reflexione con los niños sobre los sentimientos y emociones: ¿Qué son? ¿A qué se deben? ¿Cómo se manifiestan en nosotros?
-Comparta con los alumnos sobre las diferentes clases de sentimientos: sentirse alegres, tristes, calmados, enojados, tranquilos, seguros y asustados. Construya con ellos ejemplos de situaciones en las cuales se presentan estas emociones.
-Muéstreles también la importancia de conocer sus propios sentimientos. De esta forma puede enfrentarlos adecuadamente. Pero para ello es necesario revisarse y observar qué es lo que se está sintiendo.
-Motive a sus alumnos a hablar sobre los sentimientos que se les presenten durante la semana. Pregúnteles cómo se están sintiendo en diferentes escenarios: cuando llegan al colegio, cuando están compartiendo alegremente, cuando se está reflexionando sobre una historia o cuento.
Expresar los propios sentimientos
-Durante la semana reflexione con los niños también sobre la importancia de expresar las propias emociones y sentimientos; de esa forma les mostramos a los demás nuestros deseos y propósitos, y manifestamos nuestra oposición cuando algo no nos gusta.
-Debata con sus alumnos sobre la relevancia de expresar los sentimientos positivos; manifestar cuando estamos alegres. Si queremos reírnos o cantar; hacerlo. Decirle a las personas significativas para nosotros que las queremos.
-Del mismo modo reflexione con los niños sobre la forma de expresar nuestros sentimientos negativos adecuadamente: si estamos tristes, decir por qué. Si deseamos llorar, hacerlo. Si estamos enojados, expresarlo serenamente, etc.
