Manual para intervenciones efectivas en la reducción del comportamiento agresivo en ESCOLARES.




















La escucha: fundamento de habilidades sociales y el vínculo afectivo.

Fundamento de las habilidades sociales:
La comunicación es un factor esencial para una vida cotidiana armoniosa y gratificante: es útil para establecer relaciones claras y respetuosas; la usamos para expresar solicitudes y construir acuerdos; igualmente sirve para intercambiar ideas, sentimientos y afectos.
La comunicación es también condición necesaria para la reparación de las relaciones; por medio de ella superamos malentendidos, resolvemos conflictos y hacemos negociaciones. En resumen, podríamos decir que la comunicación es el fundamento de todas las habilidades sociales.
Por el contrario, cuando la comunicación falla o cuando las personas no tienen suficientes herramientas comunicacionales, genera que se utilice la agresión. De hecho se puede definir la violencia, como una forma equívoca de comunicación. Desde esta perspectiva se entiende la necesidad de enseñarle a los niños y alumnos a comunicarse de forma adecuada.
La comunicación tiene otra función de gran importancia en la relación del docente con sus estudiantes; a través de ella el niño(a) se siente valorado, reconocido y amado. En este sentido se convierte en condición inevitable para la construcción de una sana autoestima.
Sin embargo, a pesar que hay acuerdo acerca de la importancia de enseñar a los niños(as) a comunicarse, hay poca claridad acerca de la forma de hacerlo, o incluso el docente o la familia pueden tener algunas dificultades en su comunicación.
…¡Vale la pena que profundicemos en este asunto!

Reflexionemos
Un espacio para la exploración de nosotros mismos
Un espacio para la exploración de nosotros mismos
¿De qué manera escucha usted?
Reflexione con sinceridad sobre los siguientes interrogantes. Si lo desea, escriba sus respuestas. (Sería valioso que reflexionara sobre estas preguntas durante la semana de la tarea).
a) ¿Qué significa para usted escuchar?
b) ¿Qué siente usted cuando está escuchando a otras personas? ¿Le gusta hacerlo? ¿Por qué? (¿Por qué no?)
c) ¿Le presta usted atención a las ideas o los sentimientos que los otros le expresan cuando está hablando con ellos?
d) ¿Percibe usted los gestos y la mirada de sus interlocutores mientras escucha?
e) ¿Cómo evaluaría su capacidad para escuchar a los demás? (Mencione 2 habilidades y 2 dificultades de su escucha.)
f ) ¿Cómo evaluaría su capacidad para escuchar a sus alumnos? (Mencione 2 habilidades y 2 dificultades de su escucha.)
g) A menudo a las personas se les dificulta escuchar porque tienen cierto afán de mostrar sus propios puntos de vista y opiniones. En consecuencia, mientras intentan escuchar, en su mente aparecen los argumentos o los sentimientos que planea expresar cuando su interlocutor se calle: no logra el silencio interior que exige escuchar.
¿Le sucede a usted esto? (¿Por qué? ¿Por qué no?)
Lectura
La escucha y los constructos personales
La buena comunicación es sin lugar a dudas un factor que evita la agresión entre los seres humanos. A través de ésta resolvemos los conflictos por medio de las palabras en lugar de las acciones violentas. Hay dos interrogantes fundamentales para nuestro tema:
(a) ¿Qué es la comunicación? (b) ¿Cómo puede prevenir la comunicación la agresión en el niño(a)?
Frecuentemente relacionamos la comunicación con una definición extremadamente simple y difundida de ésta: la comunicación se presenta allí donde un emisor elabora un mensaje y lo transmite a alguien quien a su vez lo recibe.
Esta conceptualización incluye tres elementos básicos: el emisor, el mensaje y el receptor. En la práctica el asunto es mucho más complejo de lo que parece, y exige profundas ampliaciones.
Un primer problema se refiere al tipo de mensajes que transmitimos al niño(a). Algunos autores señalan cómo la mayor parte de nuestra supuesta comunicación con los menores se limita a criticarlos, regañarlos, amenazarlos, echarles cantaleta, aconsejarlos, evaluarlos, interrogarlos, cuestionarlos, recordarles deberes y ridiculizarlos1.
Podríamos plantear que aquí no hay comunicación: lo que encontramos en estas relaciones con el niño es intimidación. “Todas estas tácticas, aunque son bien intencionadas, disminuyen la comunicación en vez de mejorarla”2.
De otra parte este tipo de comunicación descalificadora constituye una forma sutil o manifiesta de violencia. Su efecto es promover en el niño(a) una actitud sumisa y temerosa; crear personas que no se atreven a ser ellas mismas ni a disfrutar, o por el contrario formar seres prevenidos y rebeldes, propensos a convertirse en agresores.
Contrario a lo anterior, a veces encontramos en los mayores una comunicación basada en mensajes positivos; mensajes amorosos, amables y respetuosos hacia el niño(a). Sin embargo se puede presentar otro problema: la comunicación se restringe estrictamente a los mensajes que se envían al niño(a). De este modo comunicarse con él (ella) se convierte estrictamente en decirle cosas todo el tiempo.
¡Esto tampoco es comunicación!. Es un monólogo que el niño(a) tiene que escuchar. En este caso la comunicación se ha convertido en gran medida en informarle al niño.
Para que haya comunicación se requiere retroalimentación. En otras palabras, la comunicación sana exige que escuchemos al niño(a) y tengamos en cuenta sus palabras, sus sentimientos, sus puntos de vista.
No es suficiente transmitirle mensajes al niño(a), ¡es indispensable prestar atención también a sus mensajes!
La escucha hacia el niño(a) logra varios resultados de enorme valor en la relación del docente y familia con él(ella):
- Cuando el profesor escucha a sus estudiantes les permite desahogar sus afectos positivos y negativos. De esta manera los alumnos logran expresar su alegría, su entusiasmo, su curiosidad, así como su enojo, su tristeza, sus temores.
La manifestación de estos afectos es clave para evitar la agresión. Por el contrario, retener las emociones negativas lleva a que las personas eventualmente estallen de manera violenta ante el menor estímulo.
- Otra ventaja de la escucha del docente a sus alumnos consiste en el impacto de esta actitud en su autoestima: al ser escuchado, el niño(a) siente que sus ideas, sus sentimientos, sus producciones son valoradas. Esto lo hace sentirse importante y amado, lo cual contribuye a un desarrollo psicológico sano. Por el contrario, una baja autoestima facilita que el alumno se deje someter, lo cual propicia que se convierta en víctima de la agresión de otros o facilita que sea susceptible a sentirse criticado y atacado por sus compañeros, respondiendo entonces de manera agresiva y defensiva.
- Finalmente la escucha tiene unos efectos de insuperable valor sobre las ideas y conceptos que el niño(a) hace del mundo que lo rodea; sobre sus constructos personales3. Este aspecto es tan relevante que vale la pena que se revise en detalle:
Desde este punto de vista, la información que los mayores le brindan al niño(a) (sus mensajes) no son en absoluto suficientes para él. El niño(a) necesita interpretar dicha información y construir a partir de ella sus propias elaboraciones. Además, debe combinar aquello que escucha de los adultos con sus propias experiencias.
Hay una distancia enorme entre lo que se le dice a los alumnos y lo que ellos toman de nuestras palabras. Para Neymeyer es evidente el papel activo que el niño(a) asume en su proceso de aprendizaje: “el niño y el adulto son investigadores natos de sus propios comportamientos y eligen aquellos que les representan mayores ganancias psíquicas y sociales de acuerdo a las condiciones y a los factores psicosociales con los que se enfrentan…”4.
En el proceso de exploración del mundo, el niño(a) construye hipotesis o suposiciones, las confronta con la realidad y deriva conclusiones –sus constructos-. A través de sus tanteos, el niño(a) selecciona aquellas construcciones que le son más convenientes o funcionales. El niño(a) permanentemente está confrontando sus construcciones previas, las está ratificando o desechando y adiciona nuevas construcciones.
Para prevenir la agresión, no se trata simplemente de decirle al niño nuestras construcciones. Se requiere que facilitemos que él haga sus propios constructos acerca de las relaciones humanas y que éstos sean adecuados.
La escucha de los alumnos desempeña un papel primordial en este proceso, debido a que al involucrar el trabajo mental del propio niño implicado en expresar, sustentar, explicar, exponer en sus propias palabras, se agiliza el proceso de construcción.
Podríamos expresar esto en otros términos: cuando el niño simplemente recibe los mensajes de los mayores, tiende a tomarlos por verdades acabadas y no realiza ningún esfuerzo propio. En cambio, cuando el adulto lo escucha y le solicita que produzca sus propios mensajes, el niño(a) debe esforzarse en pensar, en descifrar sus emociones y ponerlas en palabras; en explicar, en sustentar. A través de tales esfuerzos, avanza el proceso de los constructos personales.
Analicemos un ejemplo: un docente comparte con sus alumnos un cuento en el cual los protagonistas tienen un conflicto, y hacia el final de la historia lo resuelven. Los alumnos aprenderán mucho más sobre la comunicación y la superación de las diferencias entre los seres humanos, si el profesor combina su exposición del cuento con hacerles preguntas y escuchar sus emociones y opiniones respecto a la narración, que si se limita simplemente a contarles el cuento.
Podemos resumir este especto tan relevante de la manera siguiente: el niño aprende más cuando se involucran su propio pensar y hablar. Por esta razón, es recomendable incluir dentro de las herramientas educativas la metodología de taller, la cual brinda amplia participación al grupo.
Hay otra gran ventaja en la interlocución del maestro con sus alumnos: cuando él los escucha puede percibir en qué punto de su desarrollo están sus constructos personales, es decir, qué interpretaciones están haciendo los niños de la realidad. De esta forma el docente puede confirmar cuáles son los verdaderos sentimientos e ideas de sus alumnos (en lugar de suponerlos) y puede revisar cuánto han comprendido de sus enseñanzas. Esto le permite ajustar de manera precisa sus intervenciones.
Hemos visto la enorme importancia de la escucha en la comunicación. Hay un último problema que podemos plantear aquí respecto a este punto: para que se presente la comunicación es necesario que quienes se relacionen tengan deseo sincero de escucharse. Sin éste, el emisor y su mensaje pierden todo su valor.
En este sentido la intención de escuchar del maestro es esencial para su interlocución con sus estudiantes. De hecho, planteemos el deseo del profesor de escuchar a sus alumnos, como el punto de partida en su relación con ellos.
Frecuentemente prestamos en la docencia más atención a ser escuchados, y nos hemos entrenado para decir cosas bonitas y claras y descuidamos este énfasis en los aportes de los otros. ¡He aquí un paradigma o modelo de comunicación que merece ser revisado y mejorado!.
Para trabajar con los niños y las niñas
Avanzando en el sendero de la docencia
A continuación aparece un ejercicio para que usted, Sr.(a) docente, reflexione profundamente sobre la escucha y logre avances en esta dirección.
¡Escuche con todo su ser!
Un estudiante se acerca a su profesor, quien está absorto en la calificación de unos informes de clase. El alumno se queda callado ante el profesor, esperando que él interrumpa su escritura, para hablarle. El profesor continúa con sus anotaciones y le dice con voz fría y autoritaria, “háblame que te estoy escuchando”. El estudiante le expresa el mínimo de palabras necesarias y luego “huye”, sintiendo que no fue escuchado…
Este docente no estaba escuchando. Tal vez estaba oyendo, pero no escuchando. Porque escuchar involucra a todo el ser. El profesor no estaba escuchando con la mirada: la tenía puesta en las notas de los informes. No estaba escuchando con el corazón. Tenía sus afectos concentrados en los informes. ¡Sólo estaban escuchando sus oídos!
Durante la semana de la tarea, concéntrese en escuchar con todo su ser, cada vez que tenga a un interlocutor ante usted. Garantice las condiciones de la escucha: asegúrese que no va a hacer algo más mientras escucha. Confirme que tiene tiempo suficiente para escuchar. Cerciórese de que las condiciones ambientales son suficientemente cómodas para el diálogo.
En caso de no garantizar las condiciones para escuchar realmente, mejor postergue la comunicación. Por ejemplo, dígale al alumno que lo está persiguiendo por el corredor mientras usted va de afán para su casa: En este momento no puedo escucharte plenamente…¿Qué tal si nos encontramos mañana a las nueve aquí en el colegio? Así podré escucharte con calma.
Observe los efectos de este tipo de escucha en usted y en su relación con los demás.

Reflexionemos
Reflexionemos
Algunas herramientas para la aplicación
A continuación, aparecen algunas sugerencias para avanzar en su escucha y comunicación, para promover tales habilidades en sus alumnos:
- Sea consciente de la gran importancia de propiciar que sus alumnos expresen sus construcciones, es decir, sus sentimientos, sus ideas, sus percepciones. Escúchelos para que puedan hacerlo. Si usted combina las enseñanzas que les brinda cada día con escucharlos, ellos avanzarán más en su proceso de desarrollo.
- Observe su capacidad para “simplemente recibirle al niño(a) lo suyo” sin tener que darle “soluciones mágicas” ni censurar. Cultive esta habilidad: uno de los aspectos primordiales de la escucha consiste simplemente en recibir: recibir los comentarios de los niños en toda su espontaneidad, recibir sus afectos, recibir sus producciones y elaboraciones de manera respetuosa.
- Incluya en sus clases espacios de controversia y debate, de este modo estará estimulando las construcciones en los niños. Los debates pueden ser sobre aspectos muy sencillos de la cotidianidad, según la edad de sus alumnos. Con niños mayores, se pueden instalar controversias sobre asuntos más trascendentales, como la conveniencia de ver televisión; la importancia de “manejarse bien”, etc.
- Para la administración de los debates se puede utilizar la metodología de taller. La consigna fundamental de esta metodología es construir juntos ideas, propuestas, interrogantes o productos como un mural, un edificio con bloques de madera, etc. Además, la metodología de taller brinda múltiples herramientas que propician la construcción grupal y el debate. Entre ellas podemos mencionar: la reflexión individual, la reflexión en subgrupos, la discusión de casos, el dibujo, el sociodrama, el disco foro, el cine foro, etc.
- Resáltele de manera manifiesta y frecuente a sus alumnos el valor de sus “construcciones”: sus ideas, sus opiniones, sus preguntas, sus cuestionamientos y desacuerdos. Insístales en la gran relevancia de expresar sus planteamientos, y crean en ellos mismos. De esta manera estará cultivando su autovaloración y autoestima, elementos esenciales para la promoción de la convivencia.

-Ejercicio: cómo se comunican. Lluvia de ideas frente a los conceptos que enmarcan la comunicación.
- Explicación del proceso comunicativo a través de un friso (ayuda educativa que se elabora al unir octavos de cartulinas como un acordeón), donde hay una secuencia lógica del tema de la comunicación, con portada, donde se van desarrollando consecutivamente los siguientes temas:
-¿Qué es la comunicación?
-¿Qué es importante en la comunicación?
-¿Qué es escuchar?
-La importancia de escuchar.
-Procesos de comunicación.
-Formas de comunicación.
-Factores que inhiben o dificultan la comunicación.
-Factores que favorecen la comunicación.
-En general se presenta la teoría básica de la comunicación, y se tiene en cuenta la edad de los niños a los cuales se le va a dictar la charla; se realiza con ejemplos claros, basados en sus experiencias diarias, por ejemplo cartas a los amigos.
-Actividad de mímica: esta actividad se realiza con el fin de mostrar las diferentes formas de cómo nos comunicamos y expresamos: un niño sale al frente de su grupo y todos deben adivinar los términos que se tienen programados, ya sean frases, palabras, películas. Al finalizar se analizan los diferentes canales de comunicación.
-Para concluir se realiza con ellos una reflexión sobre cómo mejorar la comunicación en la casa y en la escuela, bajo la óptica de la resolución adecuada de conflictos, la no violencia; las diferentes alternativas que se tienen para comunicarse adecuadamente.
Comunicación.


Las habilidades prosociales
Practique con sus alumnos de manera especial durante esta semana las siguientes destrezas sociales:
Escuchar- Pedir la palabra
-Enséñele a sus alumnos la gran importancia de la escucha para la comunicación. Puede hablar sobre esto en una o varias clases. Es de gran utilidad construir con sus alumnos sobre la importancia de la escucha y la comunicación. Puede preguntarles por ejemplo, qué se requiere para que los estudiantes se comuniquen en el aula de clase.
-Establezca claramente límites y reglas respecto a la escucha y a adoptar turnos para asumir la palabra. En este sentido, son de gran utilidad normas como sólo una persona habla a la vez, escuchemos y miremos al que está hablando, pida su turno y espere para hablar.
- Construya también con los niños normas acerca del respeto sobre las opiniones de los otros. Esto implica brindarles nociones para debatir de forma sana, por ejemplo, podemos expresar opiniones diferentes a las de los compañeros, sin necesidad de gritarles o insultarlos; podemos tener ideas diferentes, no tenemos que estar siempre de acuerdo.
-Cuando se presente una situación de evidente irrespeto del orden de la palabra o las opiniones de alguno(s) de los alumnos hacia otro(s), suspenda la actividad que se esté realizando por unos segundos y recuérdele al grupo el compromiso de respetarse y escucharse. Si es necesario, hable nuevamente con el grupo sobre las razones para hacerlo. Insista día tras día y observe los efectos progresivos de hablar sobre este compromiso.
Interpretar adecuadamente los accidentes
Con frecuencia los niños interpretan los choques o la caída de objetos accidentales, como eventos intencionales. En consecuencia se sienten agredidos y pueden reaccionar agresivamente. Esto puede comenzar una situación de escalada de violencia.
-Durante la semana, debata con los niños sobre qué significa accidental y qué significa intencional. Reflexione con ellos sobre las causas de los accidentes.
-Construya con ellos opciones concretas para evitar los accidentes dentro del aula de clase. También sería de gran valor dialogar sobre la forma de prevenir accidentes en el hogar.
-Finalmente, hable con los niños sobre la importancia de pedir excusas con sinceridad cuando hemos afectado a otros accidentalmente. Dramatice con varios voluntarios la escena de estar pidiendo disculpas.
