Manual para intervenciones efectivas en la reducción del comportamiento agresivo en ESCOLARES.











El respeto de la diferencia: brindando al niño(a) una perspectiva de los demás.

Uno de los hechos más obvios y supuestamente naturales para los seres humanos, es que somos diferentes: cada uno de nosotros tiene su propia personalidad, sus propios gustos, sus características e historia. Cada uno es único e irrepetible.
Sin embargo, es muy frecuente en las personas la dificultad para compartir en la diferencia. Esto se convierte en un factor clave de la agresión; casi podríamos decir que generalmente se recurre a la violencia porque no se logra llegar a acuerdos sobre las diferencias. En este sentido es esencial brindar a los niños elementos para enfrentar tal aspecto desde edades tempranas.
Enseñarle a los alumnos a relacionarse en la diferencia, exige brindarles herramientas para manejar dos grandes retos:
a) Deben aprender a compartir con sentimientos y afectos distintos a los suyos. Slaby se refiere a este proceso con el nombre de “tomar perspectiva de los demás y empatizar”.
b) Se necesita además que aprendan a conciliar con ideas y conceptos que se distancian de los propios. Esto implica brindarles un sistema de principios y valores que les permita soportar modos de pensar distintos al propio.
Cabría aquí un gran interrogante respecto a los adultos y los docentes: ¿De qué forma enfrentamos nosotros mismos las diferencias? ¿Qué tan tolerantes somos de los sentimientos, los afectos y las ideas de los demás?
Reflexionemos
Un espacio para la exploración de nosotros mismos
¿Qué tan tolerante es usted?
Reflexione con sinceridad sobre las siguientes preguntas. Si lo desea escriba sus respuestas. (Sería valioso que reflexionara sobre estos planteamientos durante la semana de la tarea).
a) ¿Qué siente usted hacia las personas que tienen ideales o valores bastante diferentes a los suyos? ¿Las critica de manera manifiesta? ¿Las critica silenciosamente? ¿Qué tan severa es su crítica?
b) ¿Le interesa a usted conocer las razones por las que esas personas tienen ideales o valores tan diferentes? ¿Investiga esto? o, ¿se conforma con la imagen que tiene de tales personas?
c) ¿Cómo se siente usted cuando alguien cuestiona sus ideas o sentimientos? ¿Le molesta? ¿Le enoja? ¿Reacciona con calma? ¿Le parece interesante?
d) ¿Qué tan importante es para usted la imagen que los demás tengan de usted? ¿Se esfuerza por mantener una buena imagen? ¿Le preocupa que sus alumnos piensen que usted se equivocó en algún sentido?
e) ¿Cómo se siente usted cuando está participando en una discusión con otras personas? ¿Le interesa exp
oner sus puntos de vista?¿Le interesa demostrar sus puntos de vista?
f) A menudo, cuando estamos discutiendo con alguien, no logramos escuchar a nuestro interlocutor. Puede suceder que a nivel verbal competimos con sus argumentos. Entonces, le interrumpimos e intentamos persuadirlo (no lo escuchamos). En otros casos, esta competencia se da a nivel mental: mientras la otra persona nos expone sus ideas, nosotros peleamos mentalmente con ellas. (tampoco estamos escuchando) ¿Le sucede a usted esto? O, ¿logra mantenerse neutral ante los argumentos de su interlocutor?
Lectura
Hacia un auténtico respeto de la diferencia
Uno de los factores primordiales para la prevención de la agresión, es la comprensión de que así como el maltrato produce sufrimiento en nosotros, también lo causa en los demás. De esta forma se va a evitar herir a los otros.
El niño(a) inicialmente no tiene esta percepción: considera que lo que a él le gusta inevitablemente le gusta a los demás. De otra parte puede desconocer el malestar de los otros niños debido a su egocentrismo: si él desea algo para sí mismo, simplemente lo busca sin reflexionar sobre los sentimientos de los otros.
Este aprendizaje sobre la existencia de los demás es indispensable para que el niño, a medida que crece, pueda convivir sanamente con sus congéneres. Tal adquisición, le exige al niño(a) tres procesos específicos:
- El niño(a) debe comprender que cada persona tiene un lugar en el mundo diferente al suyo; que cada uno tiene su propia visión. Slaby y otros denominan a este proceso “asumir perspectiva”.
El tomar perspectiva de los demás no garantiza que sintonicemos con sus sentimientos y afectos. Una persona puede visualizar que sus acciones producen sufrimiento en alguien sin presentar una respuesta afectiva a esto: no conecta con su tristeza o dolor.
-Por tal motivo, el niño(a) debe desarrollar la capacidad de compartir respuestas afectivas con los otros. Debe estar en condiciones de identificarse con sus sentimientos y emociones. En otras palabras debe lograr empatía.
-Finalmente, el niño(a) requiere comprender que los demás pueden tener ideales, opiniones, puntos de vista y creencias diferentes a los suyos, esto no los hace peligrosos para él, ni justifica su discriminación. En otras palabras, el niño(a) debe recibir “formación en la tolerancia”.
Lograr esta percepción de la existencia y valor de los demás, no sólo le permite al niño(a) evitar lesionarlos sino que cuando avanza en este proceso, el niño desarrolla también la habilidad de buscar para los otros el bienestar, así como lo desea para sí mismo. De esta forma se genera un espíritu realmente cooperativo: la capacidad de luchar por el bien común.
Para Piaget, el niño debe hacer todo un recorrido con miras a lograr estos avances: “la conciencia social de los niños se desarrolla desde una perspectiva egocéntrica a la habilidad de comprender, predecir, y responder a los sentimientos y puntos de vista de otros”. Este recorrido pasa por varias etapas claramente diferenciadas. Slaby y otros las señalan de la manera siguiente:
- "Los niños no consideran los puntos de vista de las otras personas; piensan que a todo el mundo le gusta lo que a ellos.
- Los niños empiezan a darse cuenta que las otras personas pueden pensar de manera diferente a la de ellos.
-Los niños se hacen conscientes que los demás tienen diferentes pensamientos y sentimientos, pero todavía no pueden pensar simultáneamente acerca de su propia perspectiva y la de alguien más.
-Los niños pueden a menudo predecir cómo reaccionarán las otras personas en situaciones familiares para ellos.
-Los niños reconocen cuando otra persona está sufriendo, pero puede que todavía no comprendan qué causó el malestar, o sepan las necesidades de la otra persona.
-Los niños pueden juzgar lo que podría necesitar una persona que sufre y responder apropiadamente.
-Los niños pueden cambiar de lugar con la otra persona, y verse ellos mismos desde el punto de vista del otro.
-Los niños pueden ver simultáneamente todas las perspectivas en una situación”.
Es muy importante que el docente de preescolar en los primeros años sea consciente de estas etapas, pues sus alumnos necesariamente se ubican en alguna de ellas. De esa manera podrá facilitarles el paso de un nivel a otro. Además, se le hará viable tener paciencia con aquellos estudiantes que parecen ser especialmente egocéntricos, mientras logran esta adquisición, que para el niño(a) es ardua y abstracta.
Un aspecto que le ayuda al docente en su enseñanza de la conciencia social al niño, consiste en detectar y aprovechar comportamientos grupales que cultivan la conducta. Dentro de ellos podemos incluir “el compartir juguetes, el ayudarle a otro niño que está aporreado, tratar de consolar a un niño que está perturbado (molesto, afectado), y asumir turnos”.
Slaby sugiere también a los docentes tener en cuenta las formas en las cuales el niño desarrolla empatía y perspectiva de los demás:
“Los niños pequeños construyen su comprensión a través de procesos que incluyen: (a)recibir instrucción directa (enseñanza), (b)experimentar las consecuencias de su comportamiento (recompensas y castigos), (c)observar los comportamientos y reacciones de los adultos y otros niños (modelaje), y (d) iniciar interacciones con otras personas (auto-socialización)”.
Este conocimiento de parte del docente le permite articular estrategias. Por ejemplo, puede hablarle a sus discípulos y compartir con ellos sobre los sentimientos e ideas de los demás. Puede reflexionar con los niños sobre las formas en que reaccionan los otros, si ellos los tratan bien o mal. Puede estimular interacciones constructivas entre los niños, motivándolos a compartir en su tiempo libre o brindando apoyo a niños recién llegados que se sienten inhibidos, para que se acerquen e integren a los otros.
Slaby y otros proponen señalarle a los niños las similitudes entre las personas. De esta forma se está propiciando la identificación con sus sentimientos e ideas: “Cuando los niños ven a los otros como similares a ellos mismos en diversas formas, pueden ser más propensos a predecir las necesidades y las respuestas de los otros”.
Señalan además las múltiples semejanzas que los profesores pueden mostrar a sus alumnos: “los niños tienen muchas cosas en común: juegan, se sienten felices y tristes, viven con familias, etc”.
La adquisición de perspectiva de los otros y la empatía, no son suficientes para que la persona sea verdaderamente respetuosa con ellos: las actitudes fanáticas y radicales hacen que dicha conciencia social pierda toda su validez. Como efecto de esto, la intolerancia conduce a justificar lesiones a otros, o producirles sufrimiento porque se les considera “seres humanos que no merecen la propia empatía” por motivos ideológicos, raciales, religiosos o de otra índole.
En este sentido, es indispensable transmitir también al niño(a) una ética de convivencia en la diferencia. Esto implica brindarle de manera clara y manifiesta valores de respeto y no discriminación. Para esto es conveniente que el docente le hable a sus alumnos sobre las diferencias entre las personas, y debata con ellos sobre la manera sana de enfrentarlas.
El maestro debe entonces enseñarle a sus estudiantes de forma específica a respetar los géneros, las razas y grupos étnicos; las religiones, las formas de vestir, de hablar, etc. Esto significa combinar dos discursos que se complementan:
Por un lado el maestro debe transmitir a sus niños mensajes como, ¡a él le duele como a ti!; piensa en lo que Susana siente cuando tú la tratas de esa manera Estos apuntan a crear en ellos perspectiva de los demás y empatía.
Por otro lado, debe brindar a sus estudiantes mensajes como, “¡A las niñas no se les trata así! …a ninguna persona se le trata de esa manera, a todos los debemos tratar bien” (mensaje de reivindicación de género ) o, “¡niños, vengan! ¡juguemos también con Pedro! ¡Es muy rico que los niños de todas las ciudades jueguen juntos!” (Pedro está siendo aislado porque viene de otro lugar). Estos mensajes buscan promover de manera concreta una ética de convivencia en la diferencia.
Hay un elemento importante que podemos resaltar aquí: el docente transmite a sus alumnos una formación en la tolerancia tanto a través de sus palabras como de sus acciones. Esto implica dos grandes retos para él:
En primer lugar, debe observar sus actitudes con el fin de no estar diciendo con sus acciones cosas contrarias a las que predica. Finalmente debe superar en sí mismo cualquier vestigio de discriminación hacia los otros seres humanos, para ser verdadero modelo de pluralismo en el ámbito escolar.
Si el maestro logra estos dos grandes retos, estará en resonancia con la maravillosa misión de la educación contemporánea: mientras en otros tiempos la docencia se orientaba principalmente a normalizar, es decir, a establecer unos patrones a los cuales todos los alumnos debían adaptarse, la educación moderna pretende detectar y respetar en cada alumno aquello que lo hace único y especial para ayudarle al desarrollo pleno de su singularidad.
Para trabajar con los niños y las niñas












Avanzando en el sendero de la docencia
A continuación aparece un ejercicio para que usted, Sr.(a) docente, reflexione de forma más detallada sobre el respeto a la diferencia, y logre avances respecto a ella.
¡Avance en la valoración de la singularidad
de cada uno de sus alumnos!
Durante esta semana, esfuércese por reconocer a cada uno de sus estudiantes como un ser especial y único en el mundo; trate de observar y valorar los aspectos positivos de cada uno de sus alumnos. Esto es relativamente fácil con los alumnos sobresalientes, sin embargo, hágalo también con los alumnos que no son tan notorios o que son problemáticos.
Para lograr esta valoración, es importante que reconozca a cada estudiante en su diferencia: cada uno con sus virtudes y sus defectos. Observe su singularidad, ideas, sentimientos, reacciones. Concéntrese en percibir la forma en que cada uno de sus alumnos percibe el mundo y respete sus ideas. No las critique, ni las rechace. Sea neutral.
Preste mucha atención durante la semana y a transmitirle a cada uno de sus alumnos esta valoración a través de sus actitudes: cuando esté compartiendo con cada uno, piense en que es extremadamente valioso a su manera y merece toda su atención, su respeto y su afecto.
Esfuércese durante la semana por percibir de manera diferente a los estudiantes que han sido estigmatizados en el aula de clase: sea tolerante con sus actitudes negativas y piense que tienen otras facetas con aspectos positivos que no han sido percibidos por usted antes. Concédales la oportunidad de presentarse ante usted de otra forma. Esfuércese por no relacionarse con ellos como los estudiantes marcados, sino de manera desprevenida, como si acabara de conocerlos.
Observe los efectos de su valoración de cada uno de sus estudiantes.

Reflexionemos
A continuación, aparecen algunas propuestas para promover en el aula la perspectiva de sus alumnos, la empatía y el respeto de la diferencia:
-Sea consciente de las diferencias culturales que podría haber entre usted y sus alumnos. Tenga en cuenta que ellos pueden haber crecido en un mundo totalmente diferente al suyo. Trate de entender sus paradigmas. De esa manera usted podrá dialogar con ellos y comprender mejor sus actitudes, así, podrá acercarse más e influir de mejor manera en ellos.
-Háblele con frecuencia a sus alumnos sobre el gran valor de cada ser humano, no importa su raza, su sexo, su edad o cualquier otra condición.
-Muéstrele a sus alumnos cómo cada uno tiene características diferentes que los hacen valiosos. Para ello, resalte tanto las habilidades académicas, como las no curriculares; las capacidades deportivas, el humor, la capacidad artística, etc.
-Enfatice dentro de su aula de clase el respeto por ambos géneros. Enséñele a sus alumnos que ninguna persona es más que otra y que ninguno de los sexos es superior. De esta manera estará combatiendo el machismo, fuente común de agresión y violencia en nuestra cultura.
-Brinde mucha atención y calidez a sus alumnos en todo momento: los niños deben saber que el docente los quiere y le importa lo que les pase. Para esto es primordial escucharlos y preguntarles acerca de sus ideas, sus sentimientos, sus necesidades y sus experiencias.
-Incluya en su clase materiales que resalten la diversidad (muñecos de distintas razas o con discapacidades). Evite aquellos que estereotipan (por ejemplo, a la mujer en rol de ama de casa o pasiva, a los indígenas en actividades exóticas, en vez de su vida familiar y laboral cotidiano).
-Establezca en su salón de clase el compromiso de respetarse mutuamente. Por tal motivo es prohibido burlarse de otro o llamarle por sobrenombres y prohibido pegarle a los otros.
Se discute en grupo acerca de la importancia del respeto y la tolerancia, para un buen manejo de nuestras relaciones interpersonales, ya que la expresión más clara de respeto por los demás, es el valor fundamental para la convivencia pacífica. A través de una lluvia de ideas se indaga en qué nivel de conocimiento se encuentra el grupo respecto a estos conceptos.

Juego


-CONSTRUYAMOS JUNTOS:
se divide en grupos, máximo de cinco niños, y se distribuyen por todo el salón; luego se les reparte a todos material de desecho diferente. En 20 minutos deben construir una carreta. Entre ellos deben llegar a acordar el mejor diseño, qué tipo de materiales deben usar, si necesitan el de otros grupos qué deben hacer. Durante el desarrollo de la actividad, se analizan las diferentes actitudes que afloran en la toma de decisiones: manejo de frustración, manejo del NO por parte de otros compañeros, capacidad de escucha, soluciones a las diferencias y conflictos. El buen resultado o equipo ganador dependerá del nivel de tolerancia, escucha, aceptación y participación de los miembros del grupo.
Las conclusiones del juego son para apreciar el grado de tolerancia y respeto por uno mismo, por los demás y para aceptar las diferencias.
Cuando el grupo encuentra y elabora una solución en conjunto, este trabajo se retroalimenta con el análisis crítico de los resultados. Una vez que las soluciones se presentan y se vehiculiza un sistema para que la solución se lleve a cabo, el grupo se ocupará en lo posible de encontrar siempre el camino de la concertación.
-Compromiso adquirido por los niños: cambiar la actitud agresiva e impositiva frente a lo que piensan los demás:
-Se escogen dos grupos para realizar la misma situación, pero opuesta. En uno se dejará ver el bienestar que se siente cuando entre los participantes se vive un ambiente de respeto y tolerancia, incluso, porque se utilizan las ‘palabras mágicas’ (por favor, buenos días, felicitaciones, discúlpame) y normas de urbanidad que muestran una actitud positiva de bienestar y tranquilidad, donde se pueden resolver los problemas pacíficamente por medio del diálogo.
-El otro grupo por el contrario, en la misma situación, se grita, se empuja, se trata mal, o no deja participar, se impone. La actitud de estos participantes debe ser mostrando mala cara, inconformidad, aburrimiento, agresividad verbal y física.
-Las dramatizaciones pueden hacer referencia a situaciones reales, por ejemplo de la casa cuando los padres no dan permiso para salir a compartir con los amigos; en el aula cuando el profesor coloca un trabajo injusto para todos y demasiado largo; o con los amigos en un deporte (fútbol por ej.) para que les quede fácil seguir los libretos.
-En el juego de roles se toman personajes de diferentes culturas y razas, donde cada uno debe expresar sus sentimientos, costumbres y realidades desde el punto de vista de una temática, por ejemplo el baile, la religión etc.
-Se expresa que todos somos diferentes, lo cual es importante porque hace la diversidad y la tolerancia a esa diversidad, y coadyuva a la convivencia pacífica. Dentro del juego de roles se les hace reflexionar qué es la tolerancia y si realmente la viven. Debe dejarse muy en claro que la tolerancia no es aguantar, ni alcahuetería, ni confabularse, ni imitar sin reflexionar.
-Hacer una composición sobre respeto y tolerancia desde su propia vivencia.
-Al finalizar las actividades se recuerda a los niños que todo hace parte de un proceso y que depende de nuestro propio interés para que se lleve a cabo. Por lo tanto es importante identificar, que si respeto a los padres y ellos me respetan, aprendo a respetarme y respetar a los demás.
Se hacen preguntas de reflexión:
-¿Me respeto?, ¿respeto a mis padres, a mis hermanos, a mis tíos, a los otros seres humanos?
-¿Respeto a la naturaleza?
-¿Respeto mi casa, mi ciudad, mi país?
-¿Con quién debo ser más respetuoso?
-¿Cómo me siento cuando me irrespetan?
-¿Qué puedo hacer para ser más respetuoso?
-¿Soy tolerante?
-¿Qué puedo hacer para ser más tolerante?
-Compromiso: practicar mi respeto con lo que se enunció anteriormente, identificando que respetar es ser delicado, tener cortesía, es cuidar, es NO quitar, es NO apoderarse, es cuidar las cosas ajenas y las propias, no rechazar, no juzgar, no criticar, y especialmente respetar es ESCUCHAR.
Cambiar mi actitud agresiva e impositiva frente a lo que hacen y piensan los demás.
Las habilidades prosociales
Fundamento de la convivencia
Practique con sus alumnos de manera especial durante esta semana las siguientes destrezas sociales:
Captar los sentimientos del otro (empatía)
-Reflexione con sus alumnos sobre la diferencia entre yo (uno mismo) y los otros. Propicie que ellos se hagan conscientes que cada persona es diferente de los demás. De ese modo estará cultivando en ellos la perspectiva del otro y la empatía.
-Debata también con ellos sobre los sentimientos y las emociones de los otros, especialmente en momentos de malestar: ¿Qué sienten los otros cuando se caen? …¿Qué sienten cuando se aporrean? …¿Qué sienten cuando los maltrata cualquier persona o yo los maltrato?
Con niños pequeños puede utilizar títeres o animalitos de juguete para ilustrar los sentimientos y emociones de los otros.
-Aproveche prudentemente situaciones en las cuales alguno de los niños se está sintiendo mal por cosas que suceden en la escuela, para preguntarle ante los otros y para compartir sobre esto. Por ejemplo, se cayó y está llorando; alguien le quitó un juguete y se siente agredido, etc.
Otro recurso para cultivar la perspectiva y la empatía es contar historias o cuentos en la clase, e ir discutiendo con los niños cómo consideran que se sienten los personaje a través de la narración...

Ofrecer ayuda
-Durante la semana, hable con sus alumnos sobre la necesidad de ser solidarios para la convivencia y la supervivencia. Reflexione con ellos sobre cómo se siente una persona cuando está en dificultades y los otros no le ayudan o, por el contrario, le colaboran.
-Proponga cómo consigue ayudarse en el aula cuando alguno se caiga, o tenga que cargar cosas pesadas, etc.
-Dramatice con los niños situaciones en las cuales alguno de ellos está requiriendo ayuda y uno de sus compañeros se la ofrece y se la brinda.
